Cuando nos centramos en cualquier asunto de la vida, encontramos muchos gestos en nuestro comportamiento que no son genéticamente heredados, como algunos podrían creer, sino que son el resultado del ambiente en que vivimos y la manera en que estamos condicionados para interactuar con él.
A veces, estos gestos nos resultan beneficiosos, ya que conforman una estructura fiable para darle sentido al mundo, pero otras veces se cuelan y dejan un impacto en nuestras acciones de manera perjudicial.
La conducta de los humanos está condicionada por muchos factores y durante mucho tiempo se creía que al pasar una cierta edad se desarrollaban hábitos rígidos que no son susceptibles a cambios. Se ha demostrado en las últimas décadas que esta afirmación no era cierta y que los patrones de comportamiento de los seres humanos pueden verse afectados y reestructurados a lo largo de toda la vida. (Johnathan D. Power, Bradley R. Schlaggar, 2016). Escribí anteriormente un artículo sobre cómo el movimiento afecta nuestra habilidad cognitiva. El movimiento es la herramienta más potente que tenemos para reformar las estructuras de nuestro sistema nervioso central. Aun así, también existen muchos otros factores que le afectan, como nuestro ambiente cultural y familiar que está profundamente ligado a nosotros, pero, de todos modos, existen maneras para adaptarnos de nuevo fuera de esta rigidez.
Muchas de las personas que sufren de condiciones como la depresión, por ejemplo, caen en un pozo de inseguridad y miseria constantes. Esto está provocado por un proceso químico que afecta cómo percibe nuestro cerebro el mundo. Cuando la tendencia a caer en depresión se debe en mayor medida genética, no necesariamente se manifiesta en las personas que tienen esta predisposición. Si los procesos psicológicos de nuestro sistema nervioso pueden verse afectados por nuestra manera de interactuar con nuestro ambiente, entonces pueden verse afectados de la misma manera pero mediante un enfoque consciente para tratar el problema. Muchos pacientes de depresión se tratan mediante el refuerzo positivo y la terapia conductual junto con el ejercicio y la nutrición. En muchos casos, parece que no se necesita recurrir a la medicina intervencional. (Eric C. Dunn, Ruth C. Brown, Yael Dai et al, 2016). Si una condición tan seria como la depresión puede mejorar mediante reajustes cognitivos, seguro que muchas líneas negativas del comportamiento, que no nos ayudan a vivir la vida que queremos vivir, también se pueden reformar de forma parecida.
El primer paso para abordar un problema sería primero reconocerlo. A menudo, veo a personas que se hunden en su inseguridad y pena, que recurren a excusas que son, en gran medida, el resultado de una percepción distorsionada de la realidad. Es útil darse cuenta de que si vives en el mundo occidental hoy en día y tienes un dispositivo que te permite leer este texto por internet, aunque no pertenezcas a la clase alta de la jerarquía socioeconómica, tu calidad de vida es incomparablemente mejor que la de cualquier persona que jamás haya vivido en el planeta, incluso los reyes y las reinas. Tenemos mucha suerte de vivir aquí y ahora, y este es el primer refuerzo positivo con el que podrías empezar a construir tu estructura del mundo.
El refuerzo positivo es un concepto que se usa en la psicología conductista, el cual se refiere a la introducción de estímulos deseables o agradables después de un comportamiento. Los estímulos deseables refuerzan el comportamiento y, por consiguiente, hacen que ocurra de nuevo. Esto funciona tanto de manera positiva como negativa. Personas como Ivan Pavlov y B.F Skinner fueron los primeros en introducir la conexión entre los estímulos (externos e internos) y la respuesta. Si examinas tu comportamiento, habrá algunos patrones que se repiten y quizá no son tan deseables como otros o producen los mismos resultados una y otra vez. Se encuentra en el movimiento físico y en patrones de conducta, porque la misma plasticidad del cerebro resulta en la formación de hábitos rígidos que son difíciles de escapar. A veces, parece que no haya nada que podamos hacer al respecto, pero estos no son reflejos profundamente integrados, sino que en la mayoría de los casos pueden ser susceptibles a cambios. La sensibilidad de nuestro sistema nervioso, a veces, hace difícil que se sepa dónde ocurre la respuesta condicionada, se necesita una rigurosa investigación interna para hacerlo independientemente en solitario, pero es absolutamente posible.
El ejercicio físico puede ser una herramienta para cambiar la construcción de los patrones del comportamiento según cómo esté estructurado. Aun así, también existen algunas estrategias que se pueden aplicar en tu día a día para realizar cambios en el comportamiento. Por supuesto, en algunos casos, cuando existe una disfunción patológica, tal vez se necesite la ayuda de un profesional. Sin embargo, la mayoría de las personas pueden utilizar unas técnicas ‘domésticas’ para mejorar su vida. Se requiere tiempo y esfuerzo, a veces es mucho más sofisticado simplemente obligarte a mover o no comer ciertos alimentos, por ejemplo, pero absolutamente merece la pena.
Para ser capaz de realizar un cambio, tienes que desarrollar la capacidad de observarte a ti mismo y encontrar los patrones no deseados y, a veces, hay que escribirlo literalmente para poder tratar el tema paso a paso. La meditación consciente es la herramienta más efectiva para conseguir ese cambio y con diferencia. (Teresa M. Edenfield, Sy Atezaz Saaed, 2012). Para entender quién eres, tienes que mirarte profundamente. No hay nadie que te pueda ayudar mejor que tú. Examinar el entorno y las culturas en que creciste también ayuda, porque te demuestra cómo está construido el esquema de tu percepción del mundo. Por ejemplo, algunas personas que crecieron en la pobreza desarrollan relaciones poco sanas con el dinero, de modo que creen que es vergonzoso conseguir una vida digna incluso cuando tienen la oportunidad que se lo permita. Algunas personas dudan demasiado de sus decisiones porque nadie nunca les animaba a tomarlas en fases anteriores de la vida, entonces, manifiestan una tendencia a estar atascados cuando se les presenta una oportunidad y a menudo recaen con su propio progreso. Si tu elección de parejas sentimentales resulta ser patológica cada vez, también puede ser una conducta condicionada que pueda cambiar. Lo mismo pasa con la autocompasión, el enfoque a la hora de solucionar los problemas, la incapacidad de organizar tu tiempo, etc.
Somos los únicos que podemos controlar nuestras vidas y, asumir la responsabilidad total es una obligación para todos los seres humanos. No elegimos nuestro lugar de nacimiento, cada uno vive la vida con un nivel de dificultad diferente y siempre es bueno tener una visión de todas las perspectivas. Alguno tendrá más suerte, otro tendrá menos. Siempre puedes ser ambas cosas, depende del ángulo de que lo mires. Pero, a fin de cuentas, es tu decisión porque básicamente sólo existen dos maneras de vivir la vida: ser el héroe o la víctima. Eres tú quien decide quién quieres ser.